



Hna. Patricía Carías de Calixto
LÍder de la Escuela Bíblica en línea
A mis 34 años de edad doy gracias al Señor, que por su soberanía y divina providencia me permitieron ser parte de la Iglesia Cristiana Belén desde que tenía cinco años de edad. En 1992, mi padre Jorge Carías, guiado por el Señor, tomó una de las decisiones más importantes de su vida espiritual y la de su familia, congregarse en la Iglesia Cristiana Belén bajo la guianza de nuestro pastor, el hermano Samuel Rivas, con quien, además de compartir su amor por el Señor y su obra, compartieron una amistad entrañable.
En esta iglesia, mi padre se encontró de tal forma con el Señor, que toda su vida se volcó en la búsqueda de la presencia de Él, sirviendo fervientemente y con amor a los hermanos.
En este viaje espiritual estuvo acompañado por su ayuda idónea, Patricia de Carías, mi madre. Una mujer fuerte y con un amor profundo por el Señor, quien estuvo dispuesta a compartir a su esposo e invertir el tiempo de su familia en el servicio del Señor. En 1996, después de la muerte de mi padre, ella sostuvo firmemente su decisión de congregarnos en esta iglesia, donde mis hermanos y yo conocimos al Señor Jesús y a nuestra familia en Cristo.
A mis siete años de edad, el Señor me encontró una noche en mi cama, cuando estaba por quedarme dormida. En un momento inesperado sentí la presencia del Señor, esa misma que había sentido antes en los campamentos para niños de la iglesia y en los devocionales que teníamos todas las mañanas en el colegio de la iglesia, el Colegio Hebrón de El Salvador. Tuve la necesidad de abrir mi Biblia y comenzar a susurrar Juan 3:16-20. Recuerdo que mientras leía, lloraba, sentía tristeza y unas ganas profundas de pedir perdón por mis pecados. Esa noche, me convertí al Señor. Años más tarde, en mi adolescencia recibí el don del Espíritu Santo, mientras pasaba al frente del altar en uno de los llamados que hizo nuestro pastor.
En los últimos años, el Señor me permitió conocer a mi esposo Germán Calixto, una ovejita perdida del redil del Buen Pastor, quien llegó a nuestra iglesia por una “casualidad divina” y el Señor lo encontró. Ahí, nos enamoramos, nos desposamos y nos casamos en marzo de 2023.
Hoy en día, con certeza sé que la decisión de mi padre fue y ha sido de bendición para mi vida. Vivo sumamente agradecida con mis pastores, mis padres, mis líderes y todos los hermanos de la familia Belén. Ahora puedo decir confiadamente, como dijo Moisés: “Jehová es mi fortaleza y mi cántico, y ha sido mi salvación. Este es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré”.